Perdón

Cuando el dolor
emerge del alma
como un invisible
y extraño trazador
de sentimientos,
caemos en cuenta
que, en el serpentario
de las maldades humanas,
no siempre
cabe el perdón.

Ausente por unos días.

Estaré fuera hasta el próximo 11 de abril, razón por la cual no podré visitarles como se debe.

Que estén bien.

Abrazos.

FGiucich

Payé

Este poema-cuento, está dedicado a mis queridas amigas Ana y Alyx , con quienes, en una tarde otoñal, café de por medio, buceamos en el mundo "maconiano" de la brujería.

Era mala y
con buena fama
de "empayenadora"
por encargo de aquellos
que tenían saldos
pendientes con algún
cristiano mal avenido.
Claro está, que ese oficio,
no tan santo, hizo que en
el barrio apareciera
uno que otro con
afán de revancha.
Regresando, un domingo
a la tarde,
de visitar a la comadre
Eduvigis, descubrió, aterrorizada,
en la puerta de entrada,
un sapo muerto con seis
alfileres clavados , depositado
sobre una alfombra de ceniza,
todavía caliente.
Algún desgraciado mal
nacido, pensó, le
estaba pagando con la misma
moneda.

Nota: El Payé es una brujería para hacer "daño", muy común en Paraguay y en la Provincia de Corrientes (Argentina).

Nostalgia

Cuando la nostalgia
se hace verso
y galopa entre los recuerdos,
los límites de la emoción
se pierden en la noche
de los tiempos.

Asfalto mojado

Nunca perdí
las esperanzas de
volverla a ver.
Así de simple,
como la vida misma
cuando los árboles
florecen en primavera.
Fue el resplandor
entre dos luces y,
con el semáforo en rojo,
me quedé mirando
el asfalto mojado.

Pena

Hoy me crucé
con una pena
larga y sombría
que me tomó
del brazo,
esquivando las rotas
veredas.
Le pregunté
con insistencia
qué buscaba
y sin mirarme, siquiera,
me abandonó a la
vuelta de una esquina.

Agonía

En la agonía
de este abrazo recostado
en el suave perfume
de tus pechos desnudos,
quise hallar,
sin fortuna,
el saldo de aquel amor
tallado en los polvorientos
caminos del estío.

Arco iris

Tuyos son los colores
que guarda el
arco iris
de mis silencios.

Ecuación

Sopesó las
pruebas de la traición
clavadas como espinas
en la ecuación de
sus dudas,
y vislumbró en el oriente
del desánimo
si valía la pena
matar...o morir.

Vacaciones de verano

Queridos amigos:

Me tomo unas vacaciones hasta fin de Enero.

Prometo volver.

Abrazos para todos.

Fernando Giucich

Definición

Definirte,
es encontrar en
la síntesis apretada
de tu belleza,
el sinónimo casi infinito
de tu estampa,
aquella que me deslumbró
una noche de San Juan.

El lado equivocado

La pincelada del viento
va caminando
por el temblor
de tus labios y,
temo, al mirarte,
que el desparpajo
de la vida
incline la balanza
hacia el lado equivocado.

Descanso navideño

Queridos amigos:

Les deseo a todos una muy felíz Navidad!!!

Nos vemos la próxima semana.

Abrazos.

Fernando Giucich

Momento

Debo estar preparado
para cuando llegue
el momento;
abrir las canceles
de cristales rojos
para dar paso
a esa bella dama
que conjuga,
en morfema de tiempo,
la fascinante historia
dibujada en el silencio
de la noche.

Luciérnagas

Usted le exige demasiado,
mi niña,
a este titiritero
armador de fantasías
hilvanadas en versos
aparentes,
que le narre historias
de hadas encendidas,
sumergidas en la magnitud
de las luciérnagas mágicas.

Tierra colorada

Las raíces permanecieron
intactas, aferradas a las
profundidades de la
tierra colorada,
pero las ramas
con sus hojas mustias
lucían, a la luz intensa
del poniente,
las arrugas cortantes
de un pretérito
cada vez más lejano.

Aviso

Estoy de viaje hasta el próximo 28 de noviembre, razón por la cual no podré visitarlos como se merecen.

Hasta la vuelta y abrazos.

FGiucich

Carta abierta a Lety Ricardez

Mi querida Lety:

Esta tu casa hoy baja la cortina y te acompaña en ese camino donde la resignación es el eslabón que el alma tiene como último recurso.

La partida de Don Agustín es dolorosa: se ha ido el esposo, el padre, el amigo, y las sombras de la muerte no encuentran, en este momento, el viento que despeje los negros nubarrones. Saberte en este trance y no poder darte un abrazo, me llena de tristeza.

Se, con certeza, que tu espíritu está templado para soportar la peor de las tormentas y tu pluma, privilegio de los elegidos, te dará la fuerza necesaria para restañar esa herida que duele y mucho.

Algo que no alcancé a comentarte en nuestra comunicación telefónica de esta tarde, es que el sábado, conversando con Cecilia nos acordamos de tí, rememorando aquellos momentos de nuestras pláticas oaxaqueñas. Es como si alguien nos estuviera avisando o, quizás, llamando.

Junto con ella, te hago llegar el abrazo más profundo y sentido para tí y tus hijos.

Te queremos mucho.

Fernando.

Celos (II)

Pasé la noche en vela
fumando un cigarrillo
tras otro,
contemplando el huir
de las nubes
a caballo de los cerros.

Recién a la madrugada,
cuando los destellos recelosos
del poniente,
alumbraron el jardín
de invierno, intenté
tomar el teléfono.

Pero el vocear de la conciencia
y el fuego de mis entrañas,
impidieron que te
llamara.

Cómo decirte,
sin odios ni rencores que,
caminando por el prado
te ví, tomados de la mano,
con aquel bastardo
que todavía es tu marido.

X/2006

Candilejas

En los trazos imperfectos
de aquel rostro
que apretaba sus labios
en el fino cristal de la copa,
creí reconocer la sombra
de una mirada que,
otrora,
iluminó las candilejas
de mi vida.

Archivo

En los archivos
de los amores
contrariados,
nuestra historia
radica en
la carpeta
de los casos
perdidos.

Kirieleison

Nunca intentes abrir
las puertas del destino;
tras ellas,
pernoctan las riendas
que manejan tu vida
y pueden,
en un arrebato de furia,
desmadrarse en un
kirieleison pérfido
y despiadado.

Trebejos

Severos fueron
los ritos iniciáticos
en esa noche tortuosa
donde los sueños
eran síndromes
casi elocuentes
de la locura que,
oronda, paseaba
en los trebejos
de su torturado
espítitu.

Flor en primavera

Me tomó de la mano
para revelar que,
más allá de la blusa
había secretos bien
guardados.

Cuando descubrí
que la seda de su vientre
escondía el cielo y la tierra,
me perdí entre sus piernas
conjugando el perentorio
deseo de encontrar
la eternidad.

La tinta de sus cabellos
me sirvió para escribir
el catecismo de la lujuria.
Había perdido la noción
de las horas,
cuando apoyé la cabeza
en el valle de sus pechos
desnudos
para escuchar el murmullo
de la pasión ya dormida.

Por un instante soñé
que el hechizo me había
regalado los años perdidos,
más el despertar de la
mañana, desplegó
la realidad intangible,
esa demostración clara
y precisa que el paso
de la vida, es como
la burbuja engañosa
en copa de cristal.

Dejé unos billetes
sobre las cobijas sudadas
y, temiendo enamorarme
de esa flor en primavera
me fuí silbando,
muy quedamente,
un viejo valsecito peruano.

VIII/2006

La cita

La esperé en el parque
frente al rosedal
de aquel otoño
teñido de amarillo
en la copa de los árboles.

Soplaba un leve
viento sur
y un escalofrio
echó raíces en
la agonía de la tarde.

En el bolsillo de la campera
estaba la carta escrita
con mano temblorosa
como si el temor de las
letras pudieran herir
al ser leídas.

Cuando asomó su figura
sobre el sendero de
pedregullos marrones
y la ví venir,
sentí que el silencio
de las primeras sombras
serían los únicos testigos
de aquella cita.

Ajusté la bufanda,
apagué el cigarrillo,
y me dispuse a escucharla
sabiendo, de antemano,
que el arrepentimiento
no serviría para nada.

VII/2006

Celos (III)

La lumbre del cigarro
delataba una figura
en la penumbra
como presagio del alba.

Era el segundo pitillo
que gastaba desde la
medianoche, mientras
la tensa espera
olía a tabaco y revancha.

Horas atrás, en el velorio
del tuerto Gutiérrez,
le birlaron la dama.

Cuando intentó dar los pésames
a la pulposa hija del finado,
su imaginaria pretendida,
el encargado del guinche
le ganó de mano.

Más veterano en esas lides
el guinchero de labia entradora
acaparó la atención
de la desconsolada niña,
casi toda la noche.

Por esa razón
y unas cuantas más
que no valían la pena recordar,
el desdichado galán,
con los puños bien apretados,
aguardaba la salida del susodicho,
para arreglar cuentas, si posible,
por las malas y no por las buenas.

IV/2007

Barranca abajo

La primera noche
nos fuimos de copas
al boliche de la bahía
hoy, un destartalado
depósito de cueros.

Volvía yo de un largo
y tedioso viaje,
ella de un divorcio
contradictorio.

La música
y los tragos hicieron
el resto.
La pasión caminó
sin prisa y sin pausas
por la cabecera de bronce
y el susurro de la brisa
marinera,
aplacó el instinto de dos
seres solitarios.

Cuando las luces del alba
alumbraron el borde
de la cama,
me levanté muy despacio
para no despertarla.

La magia había muerto con
las últimas sombras.
Tomé el saco arrugado,
cerré la puerta con cuidado
y me fui fumando
barranca abajo.

VIII/2006

La línea imperfecta

La línea imperfecta
que separa la vida
de la muerte,
está hoy presente
en la rutina de las
horas desapacibles.
Ha pasado el tiempo
sin tí, mujer primigenia,
y mis fantasías
te siguen buscando
en los rosales dispersos
prendidos en la cuerdas
de tu guitarra.

Tus ojos

Nadie entiende
el idioma de tus ojos,
salvo yo,
que camino por tus mejillas
en las noches
de plenilunio.

VIII/2007

La libertad

Estoy cansado de vivir con la angustia de no saber si la libertad es real, o está dibujada en la grises paredes de la imaginación.

Vorágine

En la vorágine de las noches sin tiempo, cuando el alma presiente la tormenta, percibo que el rubor de tus mejillas, me marca el camino de regreso.

Incógnita

Aún hoy me pregunto cuál sería el color de tus ojos bajo el sol de primavera.

La fugacidad del pensamiento.

En la orilla de mis recuerdos brilla, todavía, aquella luz que olvidaste apagar hace tiempo, allá lejos.

Hilos de luz

Redoblan las sombras
sobre el tambor de mi vida
y un hilo de luz
asoma, tímidamente,
entre las arrugas
de aquel rostro
inolvidable.

Mis disculpas

A pesar de que la mudanza la hicimos el 5 de julio, todavía no hemos podido ordenar el apartamento, especialmente por la cantidad de libros ( son más de 1500) y otros detalles que se detectan, únicamente, cuando se empieza la vida cotidiana. Por ello, me ha sido imposible visitarles como se debe y publicar algo medianamente potable. Por otro lado, estoy viajando el 14 de julio con regreso previsto para el 20. Espero, a mi vuelta, normalizar este espacio.

Un gran abrazo para todos.

Fernando Giucich

Una corta ausencia

Me estoy mudando de apartamento y tengo todos mis archivos ( la mayoría todavía en papel y muy pocos en la pc) en cajas, razón por la cual CLARA se tomará un descanso hasta mediados de julio. Además, con todo las tareas pendientes, la inspiración está algo atascada.

En http://oloop.blogspot.com y http://frases-y-sentimientos.blogspot.com seguiré publicando porque tengo varias entradas ya programadas.

Abrazos.

Fernando Giucich

Angustia

Cuando entendí
que eras la angustia
de un querer,
fue demasiado tarde;
los límites de mi amor
habían desaparecido
en las tinieblas de tu
corazón.

Escuchar

Quiero escuchar
la mejor de tus canciones,
una que sepa a jazmín
del campo o, también,
a uvas en racimos dorados
y que me duerman,
esquivando las estrellas
más allá de tu
vientre desnudo.

Reflexión

Abiertas estaban aquellas
ventanas por donde la brisa
más suave
asomaba con la frescura
y el perfume de nuestras flores,
invitándonos a reflexionar,
sin dolor ni angustias,
si las dudas que poblaban
el firmamento de nuestras vidas
eran tan reales,
que podían ahuyentar
al amor que germinaba en el hueco
más tibio de esa tarde
primaveral.

Presente

La delgada línea
que separa al pasado
del futuro,
es un presente imperfecto
que nos empuja
a correr por las cornisas
de la locura, aunque,
de tanto en tanto,
aparecen los duendes
sanadores impulsándonos
con una luz de esperanza.

Pausa

Nadie tiene el derecho
de inmiscuirse en mi
soledad, tejida en el
silencio de la noche.
Es un bien propio
que me regala el alma,
muy de vez en cuando,
como una pausa necesaria
en medio de las batallas.

Por favor

No tengas miedo
en herirme con la fusta
de tus reproches.
Puedo soportar el peor
de los infiernos
pero, por favor,
no te vayas.
No existe brújula
ni compás para buscarte,
perdida, acaso, en el rigor
de las tormentas o en el
desierto riguroso
de los días sin amor.

Sortilegio

En el principio de aquel invierno
cuando intuí tu presencia
en el rescoldo,
casi apagado,
de un amor que huía,
el sortilegio de tus manos aladas
encontró la combinación
precisa para demostrar
que la geometría de la pasión
no tiene límites ni censuras
en los parámetros del tiempo.

Una corta ausencia

Estoy de viaje por cuestiones de trabajo y me resulta complicado visitarlos como se debe.

Serà por unos pocos dìas.

Abrazos.

Fernando Giucich

Horizonte

El turbio remolino,
guardián inalterable,
agitado y espumoso
del filoso cantil,
acompañó mis días de exilio
en aquella extraña comarca
salpicada por el viento
y la bruma.
En las noches más densas,
poseído de vesánicas pesadillas,
sigo allí, inventariado,
en los riscos de la costa
oteando el horizonte,
a la espera de un mástil
con blanco velámen.

Allegro vivace

Como canta el bolero,
contigo aprendí
a transgredir los
compases aburridos
de aquella melodía
casi mediocre
para componer,
a ritmo sinfónico,
las notas más bellas
de un allegro vivace.

Mi amigo Cardozo

Mamá lo llamaba Cardozito
y los íntimos, más intimos,
el Flaco.
Nos conocimos en primer
grado y él nos enseñó
cómo se jugaba al fútbol
en los fondos arenosos
de la calle Coronel Martínez,
la vieja casa del Gato Valiente.
Amamos con pasión
los colores del mismo club
con el cual disfrutamos
y sufrimos en muchas tardes
de domingo.
Luego, la vida y la distancia
nos fueron llevando por otros rumbos.
Hace pocos días, me avisaron
que mi querido amigo,
en una madrugada
sin estrellas,
partió hacia los senderos
sin retorno.
Nuncan podré olvidar
esa amistad nacida
en los patios del Dante
y forjada en los caminos
a Tuyucuá.

Vientos de dolor

Estoy triste, amigo.
El polvo que agita
las nubes traen
vientos de muerte;
la tierra lacerada
grita en los escombros
mecidos por un mar
no siempre pacífico
y un silencio agobiante
describe, con la certeza
de unas cuecas bravas,
el dolor inmenso de este
Chile que sigue vivo.

Verde mar

Imaginé que en el fondo
de ese verde mar
reposa un ánfora pleno
de fantasías en colores,
las mismas que soñamos alguna vez,
bañados por el ocaso
de un verano inolvidable.

Chile

Un mensaje de afecto y solidaridad a todos mis amigos Chilenos ante la tragedia que nos traen las imágenes televisivas. He intentado comunicarme con algunos de ellos, pero las comunicaciones telefónicas están colapsadas. Seguiré insistiendo.

Deseo, fervientemente, que todos se encuentren bien en compañía de sus respectivas familias.

Un gran abrazo.

Fernando Giucich

Regreso

Queridos amigos:

Todas las cosas buenas terminan pronto. Estoy de regreso y a partir del próximo lunes 01.03.10 volveré a editar.

Abrazos.

Vacaciones

Regreso el 24 de febrero.

Abrazos

La giralda

Pareciera
que en el doblez
de las palabras
está escondido
ese sentimiento
difuso que nos separa,
poco a poco,
pero inexorablemente,
hasta agotar para siempre,
el deseo marchito que habita
en la giralda del alma.

Ancho mar

Antes de arrancar la última página
de esa historia
hizo un examen de conciencia
(como aquellos aprendidos
en retiros espirituales de otrora),
y se percató que los engranajes
(por falta de ejercicio, quizás)
no respondían a los interrogantes
del alma.
Entonces, cerró el libro
y se marchó dejando
que el raudal llevara la hoja
hacia el ancho mar.

Desnuda

Vulnerable como
paloma herida
por el perdigón
del cazador,
desnudose con
manos temblorosas,
mostró su cuerpo
íntegro, total,
sin la égida pudorosa
de aquella Minerva
mitológica
y me entregó
una noche de placer
como si fuera
una euritmia
casi perfecta.

Ingrid

Pensaba en Ingrid
la dulce niña
que ilumina
mis ojos.
Agradezco a la vida
me haya regalado
este precioso
prendedor para atesorar,
en su sonrisa,
un ramo de jazmines
perfumados.

Despacio

Despacio,
tan despacio
que las agujas
del reloj
se detuvieron,
un segundo,
temiendo despertar
ese amanecer
que avanzaba,
impaciente,
vestido con el sayal
de la noche.

2010

Una vez más, estamos al borde de empezar un nuevo año. Este, que se va en pocos días, no fue muy propicio para hacer un balance, dado que hay más débitos que créditos en la cuenta de mis afectos.

En las alforjas de la vida existen cargas más pesadas que otras; se gana y se pierde, uno cae pero, también, se levanta y, yo, arrastro un bagaje de cosas muy importantes: haber podido mantener la continuidad de mis blogs y, a través de ellos, tenerlos a todos ustedes como presencia infaltable y queridísima.

Levanto mi copa colmada de doradas burbujas, les abrazo muy fuerte deseándoles una Navidad en paz y que en el 2010 sigamos ensanchando el camino.

Fernando Giucich

Cuna de pasión

En el impúdico
pescante de tu vientre
pálido,
derramé las últimas
monedas
tratando de comprar,
para siempre,
esa cuna de pasión
que despierta la locura.

Los yerbales

La fiesta estaba en pleno apogeo.
Los sudores mezclados y
las mozas bien apretadas
en remolino de polvo
esparcido por las alpargatas,
al ritmo de un bandoneón
ejecutado a toda furia.
Las sillas, con madres sentadas,
en un cuadrado perfecto,
no descuidaban, un segundo,
a sus niñas en brazos de los
potables candidatos.
Junto a la tranquera
un tablón de apreciables dimensiones,
hacia de mostrador donde la ginebra,
arreciaba como chaparrón
de verano.
Así eran los bailongos
en los yerbales de mi niñez
que hoy, en sueños recurrentes,
aparecen algo desteñidos
por el tiempo y la distancia.

El glaciar

Quizás sea
el tiempo justo
y la hora propicia
para explicarte
que el oasis
de nuestros sueños,
se ha convertido
en un glaciar
gélido e inhóspito,
donde nada
es posible
y todo está muerto.

Letra deriva

(a Marcela Pernía/Mar)

Hay seres que
tienen el extraño privilegio
de apagar la luz
por propia voluntad.
Decisiones que surgen
de lo profundo del corazón
y ciegan la mente
para evitar el más mínimo
arrepentimiento.
El martes pasado
ella acortó,
para siempre,
el camino entre
el ser y la nada.
Hoy, está en nuestro
recuerdo.
Adios, amiga mía.

Relámpago

En el ocaso de la vida,
con los años escondidos
en ese otoño bordado
de cabellos entrecanos,
conoció el amor
por vez primera;
fue un relámpago
fulgurante, casi sublime,
que se apagó,
tal como vino,
con la primeras nieves
de aquel invierno.

Amor prohibido

Nadie conoce
mejor el placer
de un amor prohibido,
que la pasión
sostenida en la creencia
de que ese puede ser
su último día.

Silabario

Apostado
en el contorno
de tus labios,
aprendí de memoria
el silabario
de la lujuria.

Cuestión de faldas

Tenía la cara
marcada por la viruela
y la vida.
Gesto adusto,
ceño fruncido
y una mirada
afilada como
cuchillo de arriero.
Fue matón a sueldo
durante los años
de plomo,
pero una noche,
en un quilombo
del Tigre
por una cuestión
de faldas,
no alcanzó a desenfundar
el arma.
Terminó mirando
al cielo
con un balazo
entre ceja y ceja.

Madre

Debo rendirte
mi homenaje madre,
porque con la simpleza
de tu espíritu
me enseñaste a librar
mis batallas en silencio.
Tus palabras me dieron
el sentido exacto
de la poesía,
el ritmo infinito
del amor al arte
y la tenacidad para
enfrentar a los
muros de la vida.
He demorado
en dedicarte estas letras;
no son más que cascadas
de cristales en busca
de tu vientre.

Falopa (*)

En la mediocridad más absoluta
aquella que devasta, gota a gota,
la condición humana,
tomó el camino equivocado.
Entendió que la falopa
era el carro de los triunfadores
y la cuadriga envenenada
lo desbarrancó en la
primera curva.
Lo vi ayer en el
boliche de la esquina,
mirándose en el espejo
de una copa vacía.

(*) "droga estimulante o enervante"
Diccionario del habla de los Argentinos
(Academia Argentina de Letras)

Luces del alma

Cuando sintió
el fogonazo cegándole
las luces del alma,
intuyó que el naipe ganador
estaba en la mano contraria.
Guardó el dolor entre las
gambetas del destino y,
con la elegancia de un
perdedor consumado,
dobló la última página
de aquel cuaderno
ajado por la memoria.

El rosal

Anclado en las brumas
displicentes de tu sonrisa
casi irónica,
te confesé que mi amor
por tí era (es)
la sombra perpetua
de un rosal florecido.

Dibujo

En la infinita
placidez de las estrellas,
bordeando los precipicios
de la noche,
dibujé tu rosto,
con los reflejos,
casi perfectos,
de la luna.

La Calandria

Se acabaron nuestros largos paseos
por la vieja calle de adoquines rojos.
Los titiriteros con sus fantoches de feria
aguardan para contarme
sus fantásticas historias.
Van cambiando los colores del cerro
y los jinetes han huido
por senderos sin retorno.
Aquí termina una historia
y empieza otra.
La calandria está dormida.
Tú también.

Del libro CLARA

Una ausencia mucho màs triste

Anoche, 5 de septiembre, mi madre partió definitivamente hacia las nubes eternas. Nos dejó, serenamente, con sus 95 años espléndidamente disfrutados, rodeada de todos sus afectos.

Cuando llegué, esta mañana, a enfretarme con la fria realidad del cuerpo yacente, una de mis sobrinas, con quièn ella vivìa desde hace unos años, me entregó su agenda prolijamente escrita, como antigua maestra parbularia, cuidadosa en todos sus detalles. En una de las pàginas, escribiò en Julio de este año, lo siguiente:

"Mis hijos queridos:

Recuerdenme cuando yo me marche en la alegrìa y no en las penas.

Recuerdenme en las caricias y en los enojos, acaso no pude amarlos mejor pero puse todo.

La vida se apura tanto y nos dura poco, les pido que me recuerden cuando se miren unos a otros, y recuerdenme en la alegrìa con que vivimos despuès de todo.

Vuestra mamà

Kika"

Siento una inmensa tristeza, pero mucha, mucha paz.

Les abraza,

FGiucich

Ausencia

Queridos amigos:

CLARA estará ausente por unos días, así como también las visitas habituales a vuestros sitios.

Abrazos.

FGiucich

Prolijidad

Desarmó la pistola
con la rapidéz de un prestidigitador,
tomó el pincel engrasado,
limpió la recámara
y probó un par de veces
haciendo correr el cerrojo acerado.
Rearmada, introdujo
el cargador con 9 balas
de punta hueca
y la guardó en la pistolera
que descansaba sobre
la mesa ratona.
Dió una profunda pitada
y apagó el cigarrillo
en un cenicero de lata,
mientras una columna
de humo azul
trapaba hacia la araña
de tres luces.
Lavose las manos
con prolijidad de cirujano
y se enjugó utilizando
una tohalla de puro algodón.
Vestido de impecable
traje gris,
calzó la funda en la sobaquera
y con paso firme salió en
busca del elevador.
El contrato exigía
que el objetivo debía
ser eliminado, indefectiblemente,
antes de medianoche.

Es tiempo

Es tiempo de
romper las viejas fotos
y cartas casi amarillentas
por los años.
Dejar atrás al pasado
para siempre
(posible utopía)
y buscar en el
eje presente-futuro,
los sueños que, alguna vez,
nos enseñaron a desplegar
las alas al viento.

Aproximación al pánico

Cuando el miedo
perfora los vértices
mas sutiles
del pensamiento,
todo se apaga
y la oscuridad
se apropia, indefinidamente,
haciendo que la vida
se convierta en un
paseo alucinante
en el tren fantasma,
como aquel que
nos asustaba
en los parques de diversiones.
Y, cuando el miedo se hace pánico,
las musarañas palpitan,
frenéticamente,
en el pecho que suda
y se agita
en medio de la noche.

Escuchar

Tuve la certeza
de haber escuchado
tu voz en los
pasillo del alma,
cuando esa gota
de lluvia se posó,
dulcemente,
en los pétalos de
la tarde.

Amiga

(para LR)

A mi dulce amiga
de hermosos cabellos
en trenzas de intenso
azabache,
le escribo estas líneas
tratando de suavizar
el canto de su tristeza.

Allá lejos, sufre.

Los versos amargos
de la vida
brontan sin piedad
en el piélago de su silencio
y yo, desde esta noche fría
mojada por la lluvia de Julio,
la abrazo con un inmeso cariño.

Ruego

No quiero que el dolor
sea la piedra basal
de nuestra ilusión perdida
porque en el remanso
de tus ojos tremulantes
encontré, luego de
una larga búsqueda,
la luz que alimentó
el instinto para seguir
adelante.
Por favor, no guardes rencor
de aquel final
que irrumpió en la
plaza de los arlequines
multicolores
y los precipitó, para siempre,
en el remolino del olvido.

Agonía

Observándote a través del vidrio
sentada junto a la verja
mirando, sin mirar,
las flores del cantero,
tuve la certeza que
la ecuación amor-odio
nunca la pudimos resolver.
Sin embargo, a pesar de todo,
siento que los chispazos
de la pasión desenfrenada,
vividas durante tantas noches
entre los humedales de sudor
y lágrimas,
no fueron suficientes
para sostener ese delgado
hilo de sentimiento
que agonizaba sobre las
hierbas del jardín.

Jirones

-¡ Puta madre! -
se maldijo con una
furia incontenible,
envuelto en esa noche
de verano.

Ella, así lo creía,
era el amor de su vida
y se estaba yendo
como paloma herida
agitada por los vientos.

Y él, un atormentado personaje,
enceguecido por nubes
de tormenta,
no sabía cómo sujetarla
a los jirones del alma.

Humedad

En los suburbios
de la conciencia
duermen los despojos
de ese amor que nos vistió
de fiesta en las vísperas
de San Juan.

Como hay derechos adquiridos
me abrogo el de recordarte
con el cristal empañado
por la humedad de la nostalgia.

Es muy posible que nunca
te vuelva a encontrar.

Ello no importa:
llevo guardada
en mis mejillas,
la inolvidable caricia
de tus manos perfumadas.

Brumas

No tengo fuerzas para quebrar
las pirámides de tu silencio
ni la necesaria valentía
para devolverte ese amor
que se esfumó en las brumas
de aquella noche de junio.

Regazo

En el regazo esquivo
de tu sombra
que se proyecta en el muro
de esos recuerdos tan lejanos,
quise descansar mis pasos
por tu vientre perlado,
pero no pude descifrar
la clave necesaria
para el regreso
por el camino andado.

Saber

Cuentan, los que saben,
que no hay dolor tan intenso
como el alma por las penas
estrujada,
ni luz más enceguecedora
que el sol
de tu mirada.

Palabras olvidadas

Cuando tuve la certeza
de que el sinuoso
camino de la incertidumbre,
había desteñido
la pasión en la palia
de tu sonrisa,
tomé las letras
que el destino olvidó
en un rincón
de mis delirios
y salí a buscar
las palabras olvidadas.

Dubitación

Dubitativo,
no pude precisar
si la diáspora
me había convertido
en una figura retórica
y estática o, bien,
la comparsa de los años
que avanzan
en el carnaval de mi vida,
me estaba transformando
en un espectador utópico
de mis sueños encombrados.

Apostasía

Apóstata de su
fe en el amor,
sumido en la hondura
de una soledad
que lastima impiadosamente,
como las coyundas
resecas por el sol,
zozobró, quédamente,
en la oscuridad
de la demencia.

Valor

Me exigió que tuviera
el valor de llevarla
hasta las tierras
del rey blanco
donde corceles
recamados en oro,
escoltan a las
bellas mujeres;
pero intuí que ella
solo quería alquilar
mis servicios,
cuando mi única pretensión
era amarla entre
los juncos del río.

Pas de deux

Me detuve
en la brevedad de la tarde
para deshojar
los archivos de la memoria
y darme cuenta
lo mucho que nos amamos
cuando,
en la lejanía de mis canas
interminables,
recuerdo tu larguísimo
pas de deux
sobre los escalones
del corazón.

Singular y plural

Definir al amor
en singular y plural,
implica descubrir
en las semillas de
la aurora, la crisálida
que irrumpe en la
mañana
y nos regala
la frescura de un
jardín en primavera.

Deseo

Tengo un íntimo y único deseo
en esta tarde cálida de Abril,
cuando el otoño resiste
entre las piedras del verano
y es, compartir contigo
la comunión de tu vida
en cuerpo y alma.

Pedido

No intentes pedirme
que me quede.
La luz de tus ojos
ya no me alumbran
con la pasión de antaño.

Angustia

Asida a las tinieblas
de las dudas más profundas
ella me preguntó
si podía sacarla
del hondo pozo
del desamor.
Cuando quise
encontrar la salida,
la angustia me partió
el corazón.

La fórmula

Navegando, una mañana,
por los meandros
de la memoria
encontré, sin querer,
la fórmula exacta
del amor perfecto.
Cuando quise anotarla,
justo en ese momento,
ella me preguntó:
-¿ bañaste al perro, querido?

La tormenta

El instinto le sugirió
saltar por la borda
de ese amor
a punto de naufragar.

Hizo caso omiso.

Cuando el bauprés
y el trinquete
terminaron aplastados
entre los acantilados,
pretendió retroceder
en el tiempo pero,
la tormenta que
se abatía sobre
los estrechos canales
del alma,
le borró la visión
para siempre.

Esperanza

Cuando le preguntaron
donde estaban
las ilusiones perdidas,
tuvo verguenza de confesar
que las había escondido
en un pedacito
de esperanza.

La brújula

Casi a oscuras,
en el redil
de mis viejas
conclusiones,
me pareció encontrarte
creyendo que el sol
de medianoche
alumbrarìa este camino
sin esperanzas
desde que olvidé
la brújula en el último
cajón de tus sueños.

No creo

No creo
en tus promesas
porque son
como los ríos
tortuosos.

No creo
en el llanto
de tus penas
porque son como
las acuarelas
pintadas por
profetas de la
abundancia.

No creo
en el tintineo
de tu risa
porque me confunden
como los falsos
titiriteros de feria.

¡Cuánto hubiera
deseado creerte!

No creo...