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Saturday, June 24, 2006

El concierto

Ante los vítores y aplausos
de manos enrojecidas,
ella se inclinó con elegancia
apoyando la mano izquierda
sobre el piano de cola.

Tuvo que salir varias veces
salpicada con pétalos de rosas
que alfombraban las maderas
del proscenio.

Con los ojos nublados
por el orgullo del triunfo,
no alcanzaba a distinguir
a esa concurrencia eufórica
que de pié en plateas,
aclamaba a la eximia
pianista.

Cuando el pesado
telón de terciopelo
bordado con hilos de oro,
descendió por última vez,
un llanto desgarrador
sacudió las bambalinas
haciéndola tambalear,
trémula de emoción.

En el último saludo, cuando,
cansada de tanto delirio,
se disponía a enfrentar
a su público, escuchó
contar a un traspunte,
con un tono ciertamente
irónico,
que el primer violín
de la sinfónica
se había fugado con
la soprano ligera
del elenco estable.

Saturday, June 17, 2006

El estribo

Desde el estribo
de mis pecados
quise asirme
al cielo encapotado
pero una marosma
de nubes me negó
el permiso.


En el sueño de la locura,
transpirando entre las cobijas
marcada por la angustia,
de insomnios y desvelos,
trataba de buscar
el equilibrio necesario
para enfrentar a este mundo
insolente y maldito.

En esa oscuridad interminable,
perdida la libertad de morir
en paz,
no sabía muy bien
si el tiempo corría
en algún sentido o
eran los recuerdos
que avanzaban
y retrocedían.

Afuera, entre las
glicinas del jardín
una leve brisa
movía sin ganas
el mandil colgado
del naranjillo.

Saturday, June 10, 2006

El podio

Tuvo el privilegio
de convocar multitudes
cuando los cantos
de sirenas en las
lides políticas
lo catapultaron
al podio de los
triunfadores.

Desde allí
pontificó con la
sapiencia de un
príncipe y la
soberbia de los
conductores sin
frenos.

No midió los riesgos
en aquellas jornadas
jalonadas de adulones
y prestanombres.

Cuando, en el silencio
de la derrota, se percató
que no había ángeles
de la guarda ni compañeros
fieles, intentó, desesperadamente,
retomar el liderazgo.

Pero la suerte esquiva
dióle la espalda, le
soltaron los perros
rabiosos
y en la primera plana
de los diarios vespertinos,
le cerraron definitivamente
los sueños, contando, con
lujo de detalles,
una historia con
ciertos enjuagues
trasnochados.

Saturday, June 03, 2006

Lucidéz

No pude
( o no supe) amarte
cuando los girasoles
flotaban en medio
del campo.

En mi ratos
de lucidéz alcanzo,
todavía,
a embriagarme
con ese olor
a hierba mojada
por el rocío,
que ibas dejando
tras tu caminar alado.