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Saturday, February 25, 2006

Cartagena de Indias

En la ciénaga de la Vírgen
mirando al convento
de la Popa,
deslumbrado por el sol
de Cartagena,
me pareció descubrir
el velero bergantín
que me enseñara Espronceda
en aquellos sus versos
desplegados al viento.

En ese niño que aún
sobrevive entre
los sueños largamente
dormidos,
la visión de las murallas
que corren desde el Reducto
hasta Santa Catalina
hizo aparecer al capitán
de artillería ordenando
que los siete cañones
defendieran a sangre y fuego
la ciudadela atacada
por el pirata Drake.

En esa película deslumbrante y
multicolor que la adrenalina
lúdica nos hace volar
a alturas insospechadas
vi a la flota pirata retornar
mar adentro,
cuando la voz del guía
me quebró el delirio
y no tuve más remedio
que continuar la visita.

Saturday, February 18, 2006

La novia

Tuvo la gentileza
de guardar celosamente
el secreto que nos condenaba
al infierno más temido.

En el tibio centelleo
de su boca aterciopelada,
libé en incontables noches,
la pasión de un
verano desenfrenado.

La amé entre torcazas
y flores silvestres,
en el arroyo de
piedras blancas
y en el dulce rilar de
las mañanitas frescas.

Cuando venía a casa
obligada por el rito
de las visitas de cumplido,
se sentaba, muy estirada,
en el sofá color mostaza,
sosteniendo una taza de té
humeante.

En esas tenidas
sufría como un
condenado esperando
que el arcano abriera
sus compuertas y un río
de agua hirviendo
me arrastrara al fondo
de las calígines.

Quién de la familia
podría haber aceptado
que ese adolescente,
lampiño y contestatario,
hubierase enamorado
de la novia de
su hermano.

Saturday, February 11, 2006

La limosna

Hincado ante el santo
estaba el Horacio,
rogando fervorosamente
que la lotería de esa noche
le resultara favorecida.

En su mente algo infantil,
a pesar de sus largos
cuarenta,
creía que rezando
solucionaría todos
sus problemas.
Y éste, sí que era denso
como noche de tormenta.

Había jugado a los naipes
en el boliche de Aparicio
perdiendo hasta los
calzones de fiesta,
amén de unos pocos pesos
y el cuchillo repujado.

La maldita suerte
le sacó de quicio,
y lo peor de todo
es que al día siguiente,
con cura y misa
de esponsales,
se casaba con la Zoila.

Cruzó los dedos,
hizo el nombre del padre
y salió presuroso
de la iglesia,
no sin antes manotear
la alcancía
para juntarse con
algunas monedas;
bueno sería que ,
después de tanto rezo,
el santo que andaba
medio sordo últimamente,
no le hubiera escuchado.

Friday, February 03, 2006

Pequeña historia

El temblor en los labios
se hizo màs evidente
cuando intuyò la presencia
de esa dama
en el salòn de invierno.

No se veìan
desde una lejana primavera en
que la maldad de los humanos,
interpuso una larga serie
de confusas malidicencias.

El puente entre ambos
se quebrò de inmediato
y el rencor hizo el
corte definitivo.
Ella se fué
sin saber que habìa
un hijo en camino
y èl, quedose probando
el sabor amargo del
abandono.

Cuando giró, para enfrentar
a la visita, no pudo creer
lo que tenìa delante.
No era la que esperaba
sin duda alguna,
porque los años
no pasan en vano.
Sin embargo, una voz
tìmida y angustiada,
dejò escapar sin ambages:
-¿ Es Ud. mi padre? -