Repentinamente
sentí la punzada
hiriente de mi
realidad absoluta.
Realidad absurda,
realidad estúpida,
realidad putativa,
realidad amoral,
realidad impúdica.
Realidad atrapada
entre cálices
y miniaturas
de porcelanas
falsas.
Esa cuadripléjica
realidad
de los estandartes
sin banderas.
Realidad de
puertas cerradas,
de persianas
despintadas.
Esa realidad
sin humor y
sin risas,
Realidad espantapájaros
aferrada a mil
muñecos de
paños blancos.
Realidad portadora
de profetas
sin palabras.
Aquí estoy
con mi realidad
hecha trizas.
Mi realidad absoluta.
6 comments:
Puede ser triste, pero creo que en este época postmoderna todas las realidades absolutas están destinadas a dolernos y a hacerse trizas... Si bien eso nos enfrenta a la angustia de la incertidumbre peremne nos da la libertad de saber que podemos construir realidades nuevas.
Entiendo tu dolor, yo también lo he sentido muchas veces, cada vez que el mundo se me derrumba y nace algo nuevo.
Saludos!
Totalmente de acuerdo, gracias y saludos.
fgiucich: le digo que hice cuando me sentí así. Desasirme de las cosas, sólo así pude dejar los miedos. ¿Será receta universal? no lo sé pero se lo comparto. Le dejé comentarios en varios post, tal vez sólo vió el último. Cada vez lo siento más mi amigo.
Lety:
He leìdo todos sus comentarios. A la recìproca: es como si la hubiera conocido desde toda la vida.
"La única verdad es la realidad"; dijo Aristóteles. Y la realidad, como la verdad, muchas veces duelen. A veces demasiado. El desafío está en desembarazarse de esos dolores.
Laura:
Es muy bueno volver y mucho mejor encontrarte. Aunque esos versos fueron escritos en otro momento de mi vida, reales y absolutos, permiten establecer un vínculo y un reencuentro. Abrazos y mucha suerte.
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