En la tarde noche
de aquel viernes fatídico,
se cruzaron dos miradas
como lanzas afiladas.
Ninguno esgrimió argumentos
valederos.
Unos compases muy suaves
rasgaron el crepúsculo
con las notas de una guitarra.
El odio se hizo carne
en los cuerpos envarados.
Una estrella asomó
como santo y seña
de la noche niña,
y en los techos
enmohecidos
se posó una golondrina
viajera.
6 comments:
Qué lindo, qué profundamente triste. Los versos de la estrella como santo y seña de la noche niña son muy hermosos. Nuevamente has estampado una imagen imborrable. Gracias...
Aquí estoy en respetuoso silencio, ante el poema y ante el comentario de nuestra querida Indianguman. Que Dios los bendiga a los dos.
Queridas amigas:
Son muy generosas con este aprendíz de juglar. Gracias y Abrazos.
Los viernes desde inmemoriables tiempos son fatídicos, pero gracias a las golondrinas es que queda esperanza. El próximo viernes veremos.
Buenas letras,
saludos
Tino RO.
Se agradece la visita y el comentario. Espero que se repita. Saludos.
Puro y escueto. Me gusta,saludos.
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