Quizo la suerte
que en la borrasca
de su dolor,
no cayera fulminado
junto a las acacias
barranca abajo.
La niebla de la
mañana,
iba disipándose
y las primeras luces
lo encontraron
sucio y angustiado.
En un puño agarrotado,
clavado en la palma,
llevaba un
zarcillo de oro y plata.
Más allá de las colinas,
en un ámplio palacio con
salones y múltiples espejos,
vagaba una princesa,
con la mirada marchita,
el andar errático y
una sombra de locura
cruzándole el rostro,
tratando de encontrar
el zarcillo perdido.
10 comments:
Hola! Sabes que vine tres veces antes y no pude dejarte un comentario, algo pasaba ayer que negaba la entrada. y ahora hice un comentario de prueba (o sea el anterir borrado era ese).
Pero entrando en materia:
Qué imaginación, amigo, tráqgica, épica, romántica, me sorprende y sí, me gusta esta nueva escena en movimiento.
Ay, y qué pecado han cometido estos amantes para que la prenda entregada duela tanto.
Me encanta la palabra zarcillo... en Chile decimos simplemente "aro"
Fer:
es el relato de una Cenicienta trágica...
La imagen del zarcillo es por demás cálida y frágil y contrasta con la gravedad de la situación.
Sinceramente, muy ocurrente.
Cariños
Esa es la belleza del idioma que compartimos. Y Don Fernando nos regala con una historia completa y cada vez tan distinta en cada ocasión que es un gusto leerle. Y ahora si que nos tiene conversando entre nosotras y llorando su ausencia, ¿andará buscando el zarcillo? O díganme ustedes no extrañan su apapacho? Abrazos a las dos, bueno a los tres también a él, porque segurito que si viene a leernos.
El zarcillo debe haberse perdido en alguna de mis mudanzas, pero con el "apapacho" que tengo no me preocupo. Y debo confesar que me da cierta verguenza contestar los elogios y prefiero leerlos en silencio (el problema es que tengo que alzar los techos porque el ego me està haciendo doler la cabeza). Uds. son muy generosas con este juglar con pretensiones de poeta. Abrazos a las tres.
FER:
LA SINCERIDAD NO ES IGUAL A LA GENEROSIDAD Y LAS TRES PECAMOS DE SINCERAS.
OJALA ENCUENTRES EL ZARCILLO EN OTRA MUDANZA.
Qué linda´es esa palabra, apapacho, suena como retozar con mapaches o algo así.
Pero no se vale perder los zarcillos que se dan en prenda!
Aunque, por otro lado, si lo perdiste quiere decir que algo del dolor que lo acompaniaba se quedó también con él.
Y es verdad, es entretenido leerte, porque dentro de un estilo bien característico, escribes siempre cosas variadas.
Un abrazo!
Sugerente y onírico a la vez que realista. No sé cómo le haces para crear estas atmósferas. Y sólo se me ocurre agradecértelo.
Apapachar es consentir, es dejar que el otro se sienta verdaderamente querido, es tomar su mano y estrecharla con calor, alcanzar sus dedos y tocarlos suavemente, o recargarlo en el hombro y peinarle el cabello, es abrazar muy fuerte, o es inclinarse hacia quien se sienta en el suelo y reposa la cabeza sobre el regazo, en fin es ser demostrativo del afecto. ¿les gusta el apapacho? Yo a todos ustedes los apapacho con frecuencia.
Había un perfume a :
"Que yo me la llevé al río..."
Un perfume de la noche,
de gitanos,
de poetas.
Ojalá nunca encuentre su zarcillo
si eso sirve para que le brote poesía.
Un beso
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