El repique
de las campanas
lo despertaron
brúscamente.
Mientras intentaba
ubicarse en tiempo
y espacio,
el estruendo de los
fuegos de artificio
empezaron a inundar
el pequeño dormitorio.
Terminó de despertarse
y se dió cuenta
que era casi
medianoche.
Buscó a tientas sus gafas
y entre palabrotas
murmuradas
a la par que los
bostezos,
alcanzó la ventana .
Afuera todo era
canto y baile.
La fiesta patronal
estaba en su apogeo y
el revuelo de los bailarines
barría la plaza
pueblerina.
Nadie se había percatado
que desde esa ventana
el alcalde no tenía
cómo explicar que no
bajaba al bailongo,
porque algún desgraciado
le había robado
los pantalones.
6 comments:
Muy bueno...
comencé leyendo un relato de algunas situaciones que tuve la suerte de presenciar en muchos pueblos, y terminé muriendo de risa.
Saber robar una risa con tanto nivel es digno de un grande.
Gracias!!
Muy bueno, me has pintado la sonrisa
jajajaja
Genial!!!
¡Pobrecito del alcalde!
el cómo lo dejó usted por nuestra cuenta, así se alarga la risa. Besos a todos
Hay algo dentro de "Fiesta Patronal" que se me hace conocido... quizás experiencias que me hacen confirmar que estar al mando tiene un lado amargo. Quizás aquellos que trabajan por los otros no siempre disfrutan como aquellos que sólo reciben.
Me encantó. Es una pintura exacta de situaciones que conozco sobradamente.
Gracias por dejarme conocerte.
Post a Comment