Temblaron los cimientos
de aquella hermosa casa
cuando las bombas
hicieron blanco
en los patios vecinos.
Era la guerra
barriendo vidas
con olor a pólvora
y ladrillos calcinados.
Fueron momentos
de la humanidad
inundados de dolor
y sangre.
Pero esa historia
se repite
a cada instante
sin querer
darnos cuenta
que somos hijos
de la misma madre.
16 comments:
ahh, que duro esto, la guerra es muy triste, destruye la vida.
te dejo un abrazo
gracias por los saludos
besos y sueños
Exacto, somos hijos de la misma madre. Pero también hay mucho hijo de ...., que se empeña en provocar guerras. Muy bonito, felicidades.
y si nos dieramos cuenta........
cambiaria?........
buen post, precioso
...es un hecho, el ser humano no aprende nada...
saludos
Enric
Post en blanco y negro y con sonido de metralla de fondo...
Abrazos
Querido Don Fer:
Desde el primer verso me situó usted a título personal en el poema. ¿Que tal si fuera mi casa? ¿Que tal si fueran los patios vecinos? A veces el exceso de información nos hace indiferentes,vemos caer bombas en la televisión, mientras leemos un libro, y la frecuencia con que sucede nos hace habituarnos a que aquí o allá en este momento sucede. Un poema que tiene consecuencias. Besos
Cómo lograr que el ser humano abandone el camino de la dominación y el uso de la fuerza?
Sigamos haciendo esfuerzos.
Tu poema es un llamado a reflexionar, gracias.
Te invito a visitarme.
Mi receta es:
5 cucharadas de amor
4 cucharaditas de apertura a la
diversidad
5 tazas de tolerancia
7 puñados de cariño
6 gramos de poesía
Un abrazo.
... y que todos habitamos en la misma casa.
la casa del otro es la nuestra, la vida del otro es un fragmento de nuestra propia vida.
con cada casa que las bombas anulan, con cada vida que la guerra arrebata, nos vamos muriendo todos de pedazo en pedazo.
muy sentido.
muy real.
con sabor a pólvora y a sangre, pero también con la esperanza que suele brindarme la palabra poética.
saludos.
Hay quienes quieren destruir a su propia madre...
Me espanta la guerra,es,en todos los sentidos,lo más contrario a mí.
No me gustan las guerras entre pueblos,ni las pequeñas guerras cotidianas entre compañeros,entre amigos,entre vecinos...pero no sé si tendrá arreglo o la estupidez, la maldad,la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno, sean en verdad las peores enfermedades que tiene el ser humano,seres humanos con el alma enferma...
Gracias por tu comentario,bonito,de verdad,
silencio de siglos...
arrullos en la noche...
Si,esa es la idea,gracias,otra vez
....me ha dado pena recordar nuestras necedades...pero es bueno no olvidar, tu poema tiene sentido, mucho sentido para recordar que nuestra fragil humanidad tiene harto trabajo , nuestras evoluciones deben partir de reflexiones como estas, de plasmar preocupaciones universales como lo estamos haciendo, estas expresiones ayudan mucho...saludos desde la aldea...Ari
Precioso post... muy bueno. Las guerras no conducen a nada
Nada más cierto,
bellamente versado, todos hijos de una misma sanguinaria y poderosa madre.
nada que decir.
Un abrazo
En duda nunca estará la madre. El padre, ése sí, quién sabe.
Ni va al caso, no va por ahí, pero de todos modos te cuento que por aquí, los abuelos, dicen lo siguiente: "Hijos de tus hijas tus nietos serán, hijos de tus hijos quién sabe", jeje.
Desgarrador...
¿Y para qué la guerra?
¿Para equilibrar la explosión demográfica mundial?
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