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Monday, December 19, 2005

El prisionero

Surto en la bahía
de las tres bocas
estaba anclado
el bergantín de
largo velámen.
A su bordo
dos gentil-hombres
custodiaban al
prisionero que debía
purgar su pena en
la prisión de la isla.
Atado al trinquete
yacía el condenado
con la piel agrietada
por el calor del sol
y las sales marinas.
Mestizo de las colonias
de ultramar,
su delito fue matar
sin piedad a una hermosa
dama que, requerida de
amores,
lo despreció por
su piel de candombe.

9 comments:

Laura said...

Prisionero de una pena de amor...Me hace acordar a Uruguay. No sé porqué razón mágica ese lugar me evoca piratas, amores y muertes.

Las palabras de tu poema me trajeron aires frescos.

Cariños

motoman said...

que bonito. muerte dulce.

Lety Ricardez said...

De niña devoraba historias de piratas, a veces acostada sobre la cama, porque era tiempo de lecturas permitidas y otras bajo la cama, escondida, porque el tiempo que me daban jamás bastaba.
En sus breves palabras toda una historia que puedo beber ante los ojos de todos.

Hiscariotte said...

No entiendo por qué mató a la hermosa dama en lugar de matarse a sí mismo.

இலை Bohemia இலை said...

Me llevaste a otros confines con tus palabras...

Francisca Westphal said...

Me pareció ver piratas y barcos fantasmas, mujeres en la selvas de palmeras y ropajes ajados...

Enric Draven said...

LO has escrito tu?:)

me gusta mucho

un beso

Enric

RODOLFO GAINZA said...

Hermoso y triste.
Si matas a tu amada, no la encuentras en otras vidas.
Amarga condena.

Decídete, escribes hermosa narrativa, en formato de verso.
Un abrazo

Roberto said...

muy bello, el ritmo y como lo describes
saludos robert